CARTA OPINIÓN FAU: NOVIEMBRE 2022

Paro general y movilización contra la Reforma de la Seguridad Social

Comenzó la discusión parlamentaria del proyecto de Reforma de la Seguridad Social. Circuló el anteproyecto, que consta de 172 páginas y ya en el debate mediático e interno de la coalición de gobierno se le han propuesto modificaciones. Especialmente, Cabildo Abierto ha presionado por mejoras para los retirados militares, en clara defensa corporativa, aprovechando el escaso margen del Partido Nacional, ya que necesita todos los votos de la coalición para aprobar el proyecto.

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Por su parte, el Frente Amplio tiene una actitud vacilante sobre este tema. Primero, lo dejó fuera del referéndum de la LUC, lo cual, siendo un tema sustancial, llamó la atención. El FA confió en la comisión de expertos que realizaría el anteproyecto, creyendo que allí su voz y la del movimiento sindical serían escuchadas y tendrían peso. La ilusión les duró poco. El proyecto ya estaba diseñado en sus trazos más gruesos y los pilares del mismo no se modificarían. Luego el FA dijo que votaría algunos artículos, ahora parecería que no. Pero lo cierto es que el FA le ha votado todas las leyes a este gobierno, al menos en forma parcial. Varios actores de dicha coalición han señalado que votarían algunas partes del mismo.

En términos globales, el proyecto es un proyecto neoliberal, creado por la derecha. Va lo más a fondo posible en el tema. Se ha puesto el foco en el aumento de la edad jubilatoria, que se eleva a los 65 años, pero este punto no es el único ni tampoco el único pilar de la reforma. Por ejemplo, en los primeros artículos del anteproyecto se establece que todos los trabajadores quedan comprendidos en el sistema mixto, ya que no se establece un salario mínimo que no ingresaría a aportar a las AFAP -tal como ocurre hasta ahora con la ley de los años ’90-, sino que todos los trabajadores que perciban hasta poco más de 130 mil pesos mensuales aportarían un 8% al BPS y 7% a las AFAP. Se impone así el sistema mixto en su totalidad y se amplía el rango de acción de las AFAP -bancos y seguros de inversión de capital privado-, con lo cual no solo se perjudica la financiación del instituto de seguridad social (BPS), sino que además se beneficia con millones de dólares al gran capital. Quien gane más de 215 mil pesos, aporta su 15% de montepío directamente a la AFAP.

La edad y causal jubilatoria se aumenta a 65 años de edad y se mantienen los 30 de trabajo, con la posibilidad de jubilarte con más años de edad y menos de trabajo, llegando a los 70 años y 15 de trabajo como límite. En un contexto neoliberal de precariedad laboral, sabemos muy bien lo difícil que será acceder a la jubilación y lo reducido de sus montos. Más aún, cuando todo jubilado cobre una parte por BPS y otra por AFAP.

Por otra parte, la jubilación anticipada por extensa carrera laboral será para aquellos trabajadores que hayan aportado 40 años y se puedan jubilar a los 63 años de edad… En los hechos, se aumenta la edad jubilatoria para estos sectores, fijada hoy en 60 para toda actividad. Pero aquellos trabajadores que por la “naturaleza de su actividad” (trabajos pesados), podrían jubilarse antes, deben tener 20 años de aportes, siendo 8 de ellos dentro de los últimos 10 años computables. En estos sectores -construcción, trabajo rural-, es muy difícil o casi imposible que se genere una continuidad laboral tan prolongada y/o con aportes comprobados.

Se establece causal jubilatoria diferenciada para el régimen de las AFAP. Se mantiene los 60 años de edad y 30 de trabajo para algunos casos, pero se permite que quienes lleguen a los 65 años y no tengan el tiempo laboral y de aportes requerido, puede jubilarse por la AFAP y continuar trabajando, y continuar aportando el 7% del montepío a la AFAP obligatoriamente. Es una reforma pensada a medida del gran capital. De ello no cabe la menor duda.

El cálculo jubilatorio también se modifica a la baja. Para el régimen de BPS se tomarían los 25 años de “mayores asignaciones computables” (casi toda la vida laboral aportada). Por otra parte, se establece la revisión cada cierto tiempo de la esperanza de vida, de modo de aumentar los años de trabajo, estableciéndose que no se pueden bajar los ya estipulados en el presente proyecto de ser aprobado.

Negocio redondo para los bancos y la especulación de los fondos de inversión. Atentado a la calidad de vida de la población y a un sinfín de prestaciones sociales que cubre la seguridad social. No cabe duda de que debería cubrirlas mejor. Pero para ello se necesita meter mano en los beneficios del capital. Si el BPS está desfinanciado es porque los patrones aportan poco. Mientras los trabajadores aportan el 15% de su salario como concepto de montepío, los patrones aportan el 7,5%. Ello gracias a la dictadura y al gobierno de Lacalle de Herrera. Si ese monto se aportara al BPS, otra sería la historia.

Otro elemento que ayudaría a modificar esta situación es eliminar los subsidios que recibe la Caja Militar. Podríamos ir más a fondo y eliminar directamente la Caja Militar y a las FFAA, que solo cumplen el rol de ejército de ocupación, útil para los golpes de Estado que la burguesía y el imperio necesitan de tanto en tanto. Los 500 millones de dólares que los trabajadores pagamos año a año para cubrir los beneficios de una casta minoritaria (los milicos de carrera), deben ser volcados a la vivienda popular, la educación, la salud, los servicios básicos y la creación de empleo para los 250 mil uruguayos que pasan hambre.

También deberían ser eliminadas las AFAP, volcados sus fondos e inversiones al BPS, cargar tributariamente en forma importante al gran capital trasnacional y a los grandes grupos económicos que operan en el país, al sector agro-exportador y al sector financiero. Allí están los capitales que faltan para la seguridad social y otras cuestiones sociales de relevancia.

Se trata, en suma, de una lucha por la redistribución de la riqueza, por movilizar en la calle en aras de que los de arriba no sigan saqueando al pueblo.

Reforma de la Enseñanza y lucha estudiantil

El gobierno y las autoridades de la enseñanza imponen una “nueva” reforma. En realidad, es casi la misma reforma aplicada por Rama en los años ’90 -fuertemente resistida, incluso con decenas de ocupaciones de liceos y Utus a lo largo y ancho del país-. De hecho, el personal que impulsa la actual “transformación” es el mismo que impulsó la reforma de Rama.

Competencias, rebaja de contenidos académicos, adecuación de la educación al mercado laboral formando sujetos dóciles y adaptados a largos períodos de desocupación, son algunos de los elementos que encontramos cuando se leen las propuestas plagiadas de otras latitudes por las autoridades criollas.

En realidad, esta “transformación” o reforma es un ataque directo a la enseñanza y un fuerte retroceso. Podemos decir, que del mismo modo que avanza el modelo neoliberal con la reforma de la seguridad social, avanza el mismo modelo en la enseñanza.

La respuesta desde el campo popular se hizo notar desde mediados de agosto, cuando los estudiantes de Formación Docente ocuparon simultáneamente varios institutos, luego se sumaron los estudiantes de Secundaria. Tras los desalojos, nuevas ocupaciones, y en esa dinámica se mantuvo dos meses al menos, el movimiento estudiantil.

En octubre, docentes de Secundaria y Utu se suman a las movilizaciones declarando la huelga, si bien en forma breve, se produjo allí una de las dos movilizaciones más grandes del año en torno al tema. Cabe destacar el conflicto y medidas tomadas desde agosto también por los docentes de Formación Docente. También las importantes movilizaciones realizadas por docentes, funcionarios y estudiantes universitarios.

Medidas de lucha que rompieron el quietismo y que marcan un camino a seguir y profundizar en el año próximo.

¿Cómo enfrentar estas reformas?

Estas dos reformas neoliberales no van a ser derrotadas de forma sencilla, con simples argumentos en un debate o en las urnas en 2024. Son proyectos en los cuales la clase política hace acuerdo en general, pueden discutir matices, pero no la esencia del proyecto. Solo la lucha popular podrá frenar su avance y derrotar estas nefastas propuestas, que nos hablan a las claras de la visión de sociedad que tienen los de arriba: exprimir al trabajador hasta que no pueda más y formar a los futuros trabajadores aptos para ser exprimidos sin chillar. Y si pasan hambre o serias dificultades, que tampoco chillen y se “adapten”. La sociedad que pretenden es una sociedad sin rebeldes, sin lucha. Pero ese sueño burgués es de imposible realización. Donde hay poder desde arriba hay resistencia.

Es necesario que los sindicatos, gremios estudiantiles y demás organizaciones populares tomen las calles, discutan planes de acción conjuntos, incrementen los niveles de acción directa y se geste una amplia y profunda movilización popular que derrote el avance neoliberal y abra cauce a alternativas populares y desde abajo.

Derrotar el proyecto de la seguridad social implicará desarrollar una reforma con mayor acento social, donde se grave al capital y se eliminen los privilegios de la caja militar, en principio, tal como señalamos anteriormente. Derrotar la reforma de la enseñanza implica abrir un proceso de construcción popular de la misma, autónoma y cogobernada en principio, con un incremento presupuestal relevante.

Dos derrotas necesarias que el pueblo debe infligirle al régimen del hambre para abrir paso a un proceso de protagonismo popular fuerte.

La situación en Brasil

Brasil vive una tensa situación. Luego de la ajustada victoria del PT en el balotaje, los seguidores y partidarios de Bolsonaro han tomado las rutas y se manifiestan en la puerta de los cuarteles pidiendo “intervención federal”, lo cual es sinónimo de intervención militar; golpe de Estado prácticamente. Los bolsonaristas fundamentan su exigencia en que, para ellos, hubo fraude en las elecciones. Este discurso ha sido alimentado por el propio Bolsonaro en la previa de las elecciones, a lo que suma ahora el no reconocimiento oficial de su derrota electoral, atizando en silencio a las movilizaciones de sus seguidores.

El principal problema es que el bolsonarismo se ha convertido en un movimiento político no solo de las élites, sino con gran despliegue popular, incluso entre los sectores más de abajo de la sociedad brasileña, con capacidad de movilización y ganar la calle, la misma calle que la izquierda y los movimientos populares abandonaron a partir del primer gobierno de Lula. Ciertamente se alimentan de discursos no basados en la realidad, lo cual hace que vivan como en una realidad paralela, como señalan varios estudios brasileños. Ejemplo de ello es calificar a Lula como “comunista”, o que se viene el “comunismo” en este período y que hay que frenarlo con una intervención militar. La propia idea de fraude electoral no resiste el menor análisis.

Pero esta falsa realidad es vivida como “la verdad” por los bolsonaristas. Si algo ha creado la extrema derecha del país del norte, es subjetividad. Más de 25 o 30 años de construcción de una subjetividad reaccionaria, conservadora, donde ha encontrado cabida un discurso fascista y nazi, además del militarismo pro- golpe del 1964 que Bolsonaro supo colocar en la palestra pública sin tapujos. Todo ello mezclado ha ido generando una subjetividad social que atraviesa a todas las clases sociales y las moviliza en aras de una sociedad conservadora y dictatorial. Una especie de cruzada religiosa. Y algo de ello tiene, ya que las iglesias neo- pentecostales y neo- evangélicas son parte fundamental de esta construcción de subjetividad y enraizamiento popular.

El movimiento popular brasileño seguramente irá retomando las calles, despertando de esa siesta progresista que lo intentó amoldar al corset del sistema para que no moleste a los ricos. Pero son esos ricos los que están tensando la cuerda para imponer su poder político y dominación en su máxima expresión. Pero el pueblo brasilero sabe de resistencias y de lucha, tal como lo demostró en 2013.

Por último, para clarificar: no se trata de apoyar a tal o cual candidato, partido o presidente. Se trata de frenar el avance de la extrema derecha y tal como lo demuestra la propia experiencia brasileña, ello no se logra pactando con el capital o haciendo lo que quieren los de arriba. Se logra con pueblo en la calle luchando por una sociedad diferente.

Despedimos al compañero Juan Carlos Mechoso

El 11 de octubre se nos fue Juan Carlos Mechoso. Compañero fundador de FAU en 1956, activo militante anarquista desde 1949 (comenzó a militar a sus 14 años) y puntal de un conjunto de actividades de nuestra organización. Fue el responsable de OPR 33, el aparato armado de FAU, desde su fundación hasta su detención, meses antes del golpe de Estado. Torturado salvajemente por los militares, sacado una y otra vez del Penal de Libertad y vuelto a torturar a causa de la bandera de los 33 Orientales -tan buscada por la dictadura para el “Año de la Orientalidad” en 1975-.

Una vez que sale de la prisión en 1985, se aboga junto con otros compañeros liberados, exiliados y las nuevas generaciones, a la reconstrucción de FAU, la cual se presenta públicamente en 1986. Militó socialmente en el Comedor del Cerro por aquellos años. Mantuvo como una constante la consigna de FAU de los años ’50 de refrescar el Anarquismo, de dotarlo de nuevas miradas y problemáticas, no quedar anquilosados en el tiempo, sino que es tarea de la Organización Política mantener la vigencia de nuestras ideas y operativas en el medio social.

Referente indiscutible de nuestra Organización y nuestra corriente Especifista, militó hasta sus últimos días con una voluntad admirable y una humildad total. Fraterno en el debate, nutriendo siempre de elementos y preocupaciones militantes a los compañeros, un analista agudo de la realidad. Gran militante y gran ser humano.

El camino que transite nuestro pueblo hacia su emancipación necesitará de varios Juan Carlos, de varios hombres y mujeres de nuestro pueblo dispuestos a darlo todo por el Socialismo y la Libertad.

¡¡¡JUAN CARLOS MECHOSO VIVE EN LA LUCHA DEL PUEBLO!!!

¡¡¡POR LA CONSTRUCCIÓN DE PODER POPULAR!!!

¡¡¡ARRIBA LOS Y LAS QUE LUCHAN!!!

FEDERACIÓN ANARQUISTA URUGUAYA

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